Los bolígrafos o plumas son herramientas maravillosas porque permiten crear finas líneas y, si se quiere, generar mucho contraste mediante la repetición de ciertos movimientos. Sin embargo, estos utensilios también pueden ser implacables y ocasionar preocupantes manchas de tintas que pueden estropear el esbozo que estemos realizando. Por ello, se recomienda prevenir estas situaciones y, cada cierto tiempo, depositar la punta del bolígrafo o de la pluma en un papel que se vaya desechando con el fin de eliminar la acumulación de tinta.
Si se trabaja con rotuladores es mejor contar con varios que tengan tonos de negro ligeramente diferentes. Así se puede alcanzar una variedad de colores más amplia e interesante. Puede ser difícil trabajar con estos tonos si no se está acostumbrado a la crudeza y naturaleza de estos recursos, pero, aun así, Chiu recomienda emplearlos para, poco a poco, ir perfeccionando la técnica.
Cuando se trabaja con rotuladores, es mejor primero bocetar la idea con lápiz antes de repasar las líneas de forma permanente. Lo bueno de hacer un boceto a lápiz primero es que, después de que la tinta del rotulador se haya secado, se pueden borrar las líneas de lápiz del boceto inicial.
Cuando dibujamos con lápices, tendemos a hacer las líneas demasiado oscuras en fases todavía iniciales del dibujo.
Los rotuladores utilizan una gran cantidad de tinta y, por ello, tienden a agotarse rápidamente. Sin embargo, no solo porque un rotulador haya agotado su tinta quiere decir que sea inútil para el proceso creativo. Chiu advierte de que los rotuladores que se están quedando sin tinta son excelentes para crear texturas o mezclar tonos. Es más, señala que los encuentra tan necesarios a la hora de dibujar como aquellos que estén completamente nuevos.
A pesar de que pueda parecer lo contrario, cada lápiz es un mundo. Simples y aparentemente básicos, también están llenos de grandes posibilidades. Y no todos funcionan igual, como señala Chiu. El ilustrador menciona que es preciso experimentar con diferentes tipos de marcas de lápices para obtener resultados diferentes. Le parece especialmente valioso, además, realizar texturas con diferentes marcas de lápices y contemplar qué posibilidades ofrecen.
En la misma línea, Chiu señala que prefiere usar dos o tres lápices diferentes a lo largo de su proceso de dibujo. Comienza con el 2H. Los lápices con la letra H tienen una mina más dura y, por tanto, no marcan tanto el papel y las líneas tienen un tono más claro. Los lápices B, por otro lado, permiten conseguir un negro más intenso. Por ello el ilustrador recomienda usar estos últimos hacia el final del dibujo.
Al igual que sucede con el caso del exceso de tinta del bolígrafo, una hoja de blanco de papel desechado puede ser todavía útil cuando se dibuja con lápiz. Los dibujos a lápiz, especialmente los realizados con lápices de tipo B, pueden manchar muy fácilmente. Por ello, una recomendación básica es poner una hoja de papel en blanco deshechado bajo la mano mientras se dibuja y así, proteger el trabajo que se está realizando.
Antes de comenzar a dibujar de forma más seria, a Chiu le gusta plantear sus dibujos como si fuese miniaturas. Independientemente de la herramienta de dibujo que vaya utilizar con posterioridad, el ilustrador dibuja de forma rápida, a modo de boceto, lo que va a plasmar en un tamaño más pequeño que el que realmente quiere. Eso le ayuda a entender la composición y legibilidad del proyecto, así como a evitar cometer errores a posteriori. Hacer los dibujos primero a un tamaño menor le obliga, además, a simplificar y a centrarse solo en los elementos importantes de los dibujos.